Praga, o la ciudad de las 100 torres es fascinante, hermosa y llena de historia. En el invierno de 2010 tuve la suerte de visitarla con Juanjo y con nuestras preciosas perras guía Bella y Mery, que como sabéis ambas ya nos dejaron.
Organizamos el viaje con la que en aquellos tiempos era la agencia de viajes de la ONCE, Viajes 2000 y pasamos unos días visitando la urbe acompañados del guía que nos proporcionó la agencia por las mañanas, y otra guía que nosotros contratamos amiga del primero por las tardes. Ya que el servicio que se ofertaba terminaba a las 14H y no estábamos dispuestos a malgastar todas las tardes encerrados en el hotel.
La ciudad me encantó, y cuando llegó el 65 cumpleaños de mi madre se me ocurrió que el mejor regalo que podríamos hacerle era un viaje, ya que he heredado precisamente de ella la pasión por viajar. Así que lo hablé con mi familia y al final decidimos Praga como el destino para sorprenderla.
Compré los vuelos a través de Skyscanner una web bastante usable de comparación de vuelos y luego junto a mi prima reservamos el alojamiento vía Booking. También es una web usable pero como por motivos obvios no puedo ver las fotos de los alojamientos, preferí contar con la ayuda de alguien de confianza que sí lo hiciera para escoger la opción más acertada.
Así pues, una vez todo atado y bien atado solo había que esperar al 17 de mayo.
Quise que el viaje fuera sorpresa hasta llegar al aeropuerto pero al final por circunstancias se lo desvelamos un par de días antes así pudo prepararse mejor y el 17 por la tarde ¡empezó la aventura!
Llegamos a Praga
La idea inicial era que fuéramos mi madre y yo pero al final mi tía y mi prima se unieron a la escapada y se convirtió en un finde de chicas, cosa que me parecía genial.
Aterrizamos en Praga volando con Vueling hacia las 9 de la noche y como no facturamos fuimos directas a buscar un taxi. Sé que se puede llegar al centro en transporte público pero decidimos ir a lo cómodo.
Por suerte llevaba la dirección del apartamento apuntadita así que solo hubo que enseñársela al taxista, un chico muy majo por cierto que nos dejó en la mismísima puerta.
El apartamento
Nos alojamos en el Quiet apartment with balcony charles bridge en la calle Náprstkova 4. Está fantásticamente ubicado, solo deciros que todas las visitas que realizamos este fin de semana las hicimos a pie así que imaginaros su situación.
Maggy, la propietaria del apartamento ya nos esperaba para entregarnos las llaves y enseñarnos un poco nuestro alojamiento.
Sería el lugar perfecto si no fuera porque no es inclusivo. El edificio no tiene ascensor por lo que los viajeros con mobilidad reducida no podrán acceder al apartamento.
Dicho esto, el apartamento puede alojar hasta 4 personas, consta de un dormitorio, una sala de estar/comedor/cocina y un baño. En el dormitorio hay una cama de matrimonio y en el salón un sofá-cama en el que pueden dormir dos personas más. En nuestro caso mi tía y mi madre durmieron en el dormitorio y mi prima y yo en el sofá.
Al ser el cumpleaños de mi madre le pedí a Maggy si era posible que le comprara un pastelito que yo se lo pagaba, a lo que respondió que por supuesto. Pero es que no solo tenía el pastel a punto sino que también una botella de champagne y hasta unas velitas, aunque yo traía las mías con el 6 y el 5.
Fue un detalle maravilloso de su parte y aún más cuando se negó a que se lo pagara. además la chica fue encantadora en todo momento, tuvimos ya contacto antes de llegar vía mail primero y luego por whatsapp y cuando estuvimos allí nos estuvo indicando los lugares más interesantes para visitar y como llegar.
Primer paseo por la ciudad
nos dispusimos a buscar un lugar para cenar pero claro, entre una cosa y otra ya eran casi las 11 de la noche que salíamos del apartamento así que no las teníamos con nosotras en que fuéramos a encontrar algo abierto pero sí, al ser viernes había bastantes sitios abiertos pero claro, o estaban llenos o a punto de cerrar o los que quedaban eran de copas. de hecho vimos un restaurante encantador con una terraza que da directamente al río Vltava (Moldava para nosotros) que nos enamoró pero era uno de los que ya cerraba las cocinas y a esas horas ya solo servían copas.
Al final, y después de unos cuantos chascos encontramos una tienda de comestibles abierta y decidimos comprar algo de pan y embutido para hacernos unos bocadillos.
Volvimos al apartamento después de nuestro primer paseito por Praga casi a medianoche para cenar y celebrar el cumpleaños de mi madre. Hay que decir que el champagne estaba rico y el pastel espectacular, de chocolate como a mí me gusta.
después de ponernos al día en las RRSS y mandar whatsapps a la familia que se quedó en Barcelona, tocaba acostarnos. El día siguiente prometía mucho por explorar.
¡Podcast!
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Qué bonito. ¡¡¡Qué ganas de leer más!!!
Muchas gracias por leer y comentar y siempre estar ahí!!! Ya estoy preparando el siguiente día, pero tiene tanto contenido… jeje. Pero me daré prisa, porque vuestros comentarios son el mejor motor que podemos tener las y los bloggers.