¡Buenos días! después de una noche de descanso reparador y como no, un buen desayuno, hacia las 9 y media hemos arrancado dirección Xàtiva, que está más o menos a una hora en bus desde Valencia.
Xàtiva
En Xativa nos esperaba David, nuestro guía de hoy, y después de ver un poco el ayuntamiento hemos estado paseando por el casco antiguo.
Nos ha contado que se encontraron asentamientos humanos en Xàtiva desde el paleolítico medio. En la época de los íberos ya era un municipio organizado y recibió el nombre de Saiti. Más adelante, al romanizarse, el nombre cambió a Saetabis Augusta, y los árabes acabaron llamándola Xativa o medina xateba.
Es una ciudad largga y estrecha, pues el río no permite que se ensanche. El casco antiguo es de calles empedradas y estrechitas, y es la zona que más padeció el gran fuego del 19 de junio de 1707 causado por las tropas de Felipe V. Fue este un fuego selectivo, nos cuenta David. Los soldados entraban casa por casa, las saqueaban y quemaban, pero solo aquellas que no les interesaban. hubo bastantes casas nobles que se salvaron de la quema para quedárselas ellos. El fuego duró 3 semanas, y Xativa quedó reducida a 400 habitantes. Felipe V, sin embargo, mandó a sus gentes de Castilla y Madrid, y en 2 a 3 años la repoblaron con 12.000 habitantes.
Museo de Xàtiva
Hemos visto el museo de la ciudad, donde en represalia por el ataque de Felipe V se mantiene un retrato suyo cabeza abajo.
En el museo, David, nuestro guía, ha aprovechado para contarnos un poco sobre la familia Borja o Borgia y sus dos papas nacidos en el siglo XIV y XV respectivamente, Calixto III y Alejandro VI, su sobrino y el más famoso de los Borja.
Al salir del museo hemos paseado un poco más por la ciudad, admirando su casco antiguo y edificios tan bonitos como el que fue el antiguo hospital, tomando, como no, bastantes fotos.
Ya volviendo hacia el bus que nos llevará a Gandía, he hecho unas fotos a la fuente real más antigua de España, que data del año 1248. Fue construida para celebrar la llegada de Jaume I, que reconquistó Xativa a los árabes.
Gandia
Al llegar a Gandia, hemos comido en el restaurante Playa de gandía Boga,, un restaurante donde sus camareros tienen discapacidad intelectual. El restaurante forma parte de la Fundación Espurna, que tiene como filosofía potenciar al máximo las capacidades de las personas con discapacidad.
De primero hemos tenido unas tapas de ensalada, croquetas de roquefort y mejillones al carbón, y de segundo fideuá. Todo muy rico y con un servicio muy atento.
Mientras comíamos ha caído un buen chaparrón, pero hemos tenido suerte de que parase pronto, y hemos podido visitar sin mojarnos el palau ducal de Gandia.
Palau ducal de gandia
El Palau Ducal data del siglo XIV, y fue construido a petición de Alfons el Vell (Alfonso el Viejo).
La visita ha sido muy interesante historicamente hablando. Nos han contado de nuevo más historia sobre los Borja y especialmente sobre Francisco de Borja, que llegó a ser santo. Estuvo casado con Leonor de castro, doncella de Elisabeth de Portugal, mujer de Carlos I de España y V de Alemania. Se dice que Francisco, pese a estar casado con Leonor, realmente estaba enamorado de Elisabeth.
Después de satisfacer una deuda que Fernando el católico tenía con Rodrigo de Borja, futuro Alejandro VI, éste le compró el ducado de gandia con su palacio para su hijo Pedro Luis, el cual se convierte en el primer duque de gandia. El palacio ducal estuvo durante siglos en manos de los Borja hasta la muerte del undécimo duque de Borja que falleció sin descendencia .
Después de un siglo abandonado, en 1890 la compañía de Jesús adquiere el palacio y se hace cargo de él llevando a cabo una profunda restauración del edificio que se hallaba casi en la ruina.
He podido tocar en la sala de las coronas un precioso zócalo de cerámica elaborado con la técnica de la cuerda seca. También he podido disfrutar de los trabajos en madera de puertas y ventanas, aunque de todo ello muy poco es original, la mayoría es de la época de los jesuitas.
Cabe destacar sobre todo la magnífica galería dorada construida a principios del siglo XVIII para conmemorar la canonización del IV duque de gandia, muy espectacular.
Al terminar la visita volvía a lloviznar un poco, así que nos hemos montado en el bus para dirigirnos de vuelta a Valencia. El trayecto ha durado un poco más de una hora, durante el que nos ha acompañado una suave lluvia.
Cenando de nuevo en Valencia
Al llegar hemos ido a cenar al restaurante vinotinto de tapeo. Ensaladilla de atún con polvo de olivas negras, mini hamurguesas, patatas bravas con allioli y salsa picante de tomate, alitas de pollo glaseadas, y costillas asadas a baja temperatura y claro, de beber vino tinto de la casa, un Rivera del Duero. Confieso que poco a poco me va pareciendo más agradable el sabor del vino en la boca.
Después de la cena y ya con ganas de recogernos, nos hemos dirigido al hotel para poder descansar y cargar pilas para mañana, que visitaremos la província de Castellón.
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