El día ha amanecido, o bueno,… ni siquiera aún salía el sol, igual que ayer. Esta vez a las 04:05 AM con Oldo dándome toques con el morro y dando vueltas por la habitación lloriqueando. Le he dicho que no, que al sitio, pero no ha servido de nada, me ha tocado sacarle y de nuevo ha hecho el uno y el dos, y de nuevo me he quedado desvelada más de una hora.
He ido a desayunar muerta de sueño, pero por suerte poco a poco he ido espavilando, ¡más me vale!!!
Después del consabido “haz” nos hemos montado en la furgo y a Madrid, hoy toca ruta por la zona de Argüelles.
Yo he sido la primera, y hemos practicado los comandos que ya os sabréis de memoria, “avanza, recto, dobla, recto busca cruce, sienta, quieto, recto bordillo, deja, despacio, derecha, izquierda).
Los que me conocéis ya sabéis que aunque soy muy tímida o quizá precisamente por eso, me gusta mucho hablar, no me callo porque los silencios me resultan súper incómodos, además en el fondo me gusta mucho conocer a gente y caerle bien, así que en general intento tragarme mi timidez y hablar. Con Richi por supuesto no ha sido una excepción, pero él hoy que sigue viendo que Oldo está muy pendiente a lo que hace, me ha comentado que mejor nos centremos en el trabajo y no hablemos tanto, y aunque en realidad es lo mejor y tiene razón… me he quedado algo cortada y me ha cambiado el humor, me he puesto seria y por supuesto me he callado. La verdad es que ciertamente el perro ha empezado a trabajar algo mejor y más conectado conmigo, sí, sigue mirando mucho a Richi pero he notado que me atendía algo más y eso me ha animado.
Hemos ido por la calle Princesa hasta Plaza España, hemos subido Granvía y cogido un bus para practicar. Pedimos al perro “busca bus y busca puerta”, detectamos la puerta, soltamos el arnés y subimos con el perro cogido de la correa. Lo de que encuentre un asiento vacío ya me ha dicho el instructor que en general es muy difícil. Nos hemos sentado porque no iba muy lleno y hablando, entonces sí, nos hemos pasado la parada que nos tocaba, así que hemos bajado pasado Moncloa y hemos andado un buen trecho pasando por un paseo con jardines a los lados, los jardines de Moncloa o algo así, y después de una buena caminata hemos llegado al punto de partida, la cafetería donde el resto esperaba.
Hemos quedado tanto Richi como yo y espero que Oldo también, muy contentos con el trabajo de hoy. Ha sido de largo el día que más hemos caminado y trabajado en calle y me ha encantado y por tanto mis ánimos se han visto positivamente recompensados.
Al llegar a la resi nos hemos despedido de Juan y Jose María, que se van ya a casa, ya que su curso es semidomiciliario. Eso significa que han pasado una semana en la escuela y la siguiente semana primero con uno y luego con el otro, su instructor, en este caso Amando, irá donde residen para ayudarles a consolidar sus rutas más habituales para hacer con el perro.
Después de comer, ¡qué rico se come! ¿lo había dicho ya? Sagrario sabe como manejar unos fogones, jeje, e Isi la camarera es un amor… Y también después del “haz haz” hemos tenido en la sala dos una sesión teórica donde Eloy nos ha hablado de la suma importancia del concepto de “recto”. Es la base en la que se fundamenta todo el adiestramiento de estos perros, es algo que por supuesto no es instintivo para ellos y que les cuesta mucho aprender.
Es básico y fundamental porque cualquier ruta por complicada que sea se puede descomponer en líneas rectas, así la tarea es más sencilla para el perro y para el usuario.
Nos ha puesto ejemplos y ha sido muy interesante aprenderlo y ser conscientes de ello.
Al terminar la charla y como Richi ya se había ido, le he comentado a Eloy el tema de Oldo y lo que me pasó ayer a la hora de querer limpiarle las patas y me ha aconsejado que lo haga muy despacio, que la bayeta la haga pequeña para que me quepa en la mano y que cuando termine, como excepción, premie a Oldo con una bolita de pienso, aunque al final hoy no ha hecho falta porque no hemos ido a soltarles.
Le he dado la comida, al cabo del rato agua, y nos hemos juntado en la habitación de Zuli con Kristel y los 3 perrines, Oldo, Guna y Lorien. En cuanto he soltado a Oldo con las otras dos, no sé si por la emoción o por estar con dos hembras o por qué, pero Oldo ha ido a la entrada de la habitación y ha echado el gran pis… a mí casi me da algo. Hemos llamado a Conchi, la chica de recepción y seguridad que está hoy para que nos ayude a limpiar el desastre, y yo he sacado al perro al “haz” por si le quedaba alguna gota más que echar.
No le quedaba nada pero ya me he quedado fuera, hace un sol fantástico y después de una semana casi entera de lluvia, necesito que me dé el sol y necesito vitamina D. Las chicas también se han animado a salir y hemos estado un rato de tertulia en el acceso del “haz” hasta que el sol ha aflojado y hemos trasladado la charla a la cafetería con el resto de compis.
Antes de cenar hemos vuelto a sacar a los perros, hemos cenado y yo me he duchado, de ahí que como nos íbamos a reunir en la cafe para hacer una despedida a Kristel y Jose Antonio que se van mañana por la mañana, he dicho que si era una fiesta de pijamas y así hemos ido casi todos. Zuli no porque no se encontraba bien y Manuel… bueno, Manuel es que es especial, él pensaba que quizá le gastábamos una broma y como tampoco ha ido nunca a una fiesta de pijamas, ha venido super arreglado, con pantalones de pinza, camisa blanca y corbata… todo un Dandi!
Nos hemos tomado una copa, hemos filosofado de temas bastante profundos que nada tienen que ver con una fiesta de pijamas, ha habido confesiones de algunos y a las 12 menos cuarto ya nos hemos ido a acostar. No olvidemos que a las 00:00H se activa la alarma y no se puede pasear por las instalaciones de la escuela, solo salir por las terrazas a sacar a los perros.
A ver si esta noche el amigo aguanta! que le he sacado super tarde.